Ir al contenido principal

Pepe Cantillo | Año Nuevo y ¡suerte!

La columna de hoy va de curiosidades alrededor del período navideño, cada vez más amplio, facilitado por la globalización y por cierto afán en copiar todo lo que viene de fuera. Algunas serán conocidas, otras extrañas. No invento, cito, resumo y plasmo datos extraídos de distintas fuentes. Periplo de fiestas populares que enmarcan el último trimestre del año: la Aurora con castañas y nueces (en ciudades como Montilla), Todos los Santos y Difuntos (más Hallowen), Nochebuena y Día de Navidad (más Papá Noel), Amigo Invisible, Inocentes, Nochevieja con cotillón, campanadas de Año Nuevo con las uvas, cabalgata de Reyes Magos y despertar con juguetes en el día 6 de enero.



Sin olvidar el trasiego mercantil foráneo: “viernes negro” (black friday), “ciberlunes” (cyber Monday) o la “noche de compras” (shopping night) que dieron el pistoletazo de salida a las compras como incitación adelantada a la campaña navideña.

Hasta no hace mucho la Navidad, entre nosotros, se daba por empezada a partir del 22 de Diciembre cuando salía “El Gordo”. El primer sorteo de Navidad se celebró en 1812 en Cádiz. En 1938, año funesto para el país, se cantaron dos loterías, una en Barcelona y otra en Burgos. El sorteo de “El Niño” aparece en 1941.

Algunos de los eventos festeros son muy viejos y se han ido acoplando a cada momento nuevo en la trayectoria de la cultura. La fiesta pagana mas asociada con la Navidad era el Saturnal romano, 19 de diciembre, en honor de Saturno dios de la agricultura, que se celebraba durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes.

La Navidad es una fiesta algo peculiar que ha ido evolucionando desde planteamientos austeros, impuestos por circunstancias varias, hacia un consumismo a veces exagerado. Al despertar de Nochebuena hemos añadido un Papá Noel, esplendido en regalos, que se sumarán o competirán con los que aporten los Reyes Magos.

La Nativitas (nacimiento) se viene celebrando, en el ámbito cristiano, desde el año 345. La misa del gallo proviene de Jerusalén donde la Noche Buena se ofician una a media noche, otra antes del amanecer y una tercera “ad galli cantus” (al canto del gallo).

La tradición del belén nace en Greccio (Italia, 1223), donde San Francisco de Asís moldea una figurita de Jesús niño que, rodeada de animalitos, le vale para explicar el nacimiento y a la que cantaron villancicos (pastorelle). En el s. XIII ya realizaban un concurso de este tipo de cantos religiosos. La popular canción “Noche de paz” surge en Oberndorf (Austria) en 1818 y es quizá el villancico más conocido del mundo.

La presencia de los tres Reyes Magos es del siglo VI d.C. Curiosidad. Sus supuestos restos estuvieron trescientos años en Constantinopla (Turquía). De allí pasaron a Milán y en 1162 a la catedral de Colonia (Alemania), donde descansan en una capilla que hizo construir Carlomagno. Pregunta inocente: ¿magos o magas, camellos o camellas, pajes o pajas, renos o renas?

Vamos con algunas curiosidades. Las tarjetas de Navidad empezaron a utilizarse a partir de 1846, año en que se imprime en Londres la primera postal de este tipo. Actualmente es más cómodo recurrir a Internet. Y con “Güasap”, ni digamos. Parece que Papá Noel, los Magos o la Befana no tienen Wapssap. Para alimentar la ilusión solo reciben cartas.

Los puritanos ingleses, en 1552, prohibieron la fiesta navideña que se volvió a instaurar en 1660. En algún que otro lugar, de nuestro entorno parece que van camino de eliminar algunas representaciones. ¿Puro esnobismo, neopuritanismo, borrar las tradiciones?

El árbol de hoja perenne que adornaban los Druidas para celebrar el nacimiento de Frey, dios de la Fertilidad, es el origen del abeto cristiano. La costumbre de decorarlo aparece en Alemania en el s. XVII y pronto se extendió por Europa. La estrella que se coloca en el árbol proviene de Filipinas.

Entre las curiosidades, una llama la atención. En Abu Dabi plantan un árbol de Navidad con adornos que sobrepasan los once millones de dólares en menudencias de oro, plata, diamantes... Parte de las tradiciones navideñas se están colando en el mundo musulmán. aunque no se celebre la fiesta como tal. El famoso árbol del Rockefeller Center puede que sea eclipsado por el lujoso de Abu Dabi.

Algunas referencias a la dulcería. Para las Saturnales romanas se elaboraban unas tortas redondas con higos, dátiles y miel. Al parecer, son el antecedente del roscón de reyes. El juego de esconder un haba seca en dicho dulce ya existía entre los romanos.

Del roscón de Reyes (Tortell de Reis en Cataluña o Gâteau des Rois en Francia) se tiene noticia en Navarra (1361) y en la Granada medieval hay referencias a una torta similar.

El pan dulce, “panettone”, relleno de pasas y frutos secos, nace por casualidad en Milán (1495) improvisado por un cocinero del duque Ludovico Sforza que pide una comida especial para Navidad.

En Méjico tienen la costumbre de romper la piñata, olla de barro rellena de dulces y fruta de temporada. El inicio de esta tradición es algo confuso. Dicen que Marco Polo la trajo de China a Italia y luego pasó a España que a su vez la exportó al Nuevo Mundo. En principio fue una fiesta de Cuaresma que se celebraba el “domingo de piñata”.

Mientras que los cotillones tienen su origen en restaurantes franceses a principios del s. XX, las uvas de la suerte surgen en España también en dicho siglo. La llamada flor de Pascua es originaria de México y en época colonial adornaba las iglesias en Navidad.

Da buena o mala suerte... En las casas anglosajonas se cuelga muérdago en la puerta para pedir prosperidad. Entre nosotros han surgido otras ¿creencias? para atraer la buena suerte o repeler el mal fario: sacar maletas para propiciar viajes, vestir alguna prenda interior roja, introducir en la copa de cava alguna sortija,… La lista es amplia y a gusto del creyente. Dicho gallego: No creo en las meigas, pero haberlas haylas…, dicen.

Inocentes tiene su origen en la supuesta leyenda de la matanza de niños, ordenada por Herodes. Esta festividad se populariza en la Edad Media para atajar el desenfreno y el jolgorio de la llamada “fiesta de los locos” y “fiesta del asno” que se celebraban entre Nochebuena y Año Nuevo.

Hay variedad de bromas ese día, unas pesadas, otras groseras y algunas hasta inocentes. La fiesta de los locos era conocida en Francia en el s. XII, perdurando hasta el s. XVIII en zonas rurales. Su antecedente más claro podría estar en las Saturnales romanas que a su vez darían paso, por un lado a “inocentes”, y por otro a “carnavales”.

La palabra celta “eguinand” designa el regalo de Año Nuevo y podría ser el origen de la nuestra “aguinaldo”(o aguilando). Los primeros regalos consistieron en dátiles secos y otros dulces, y expresaban el deseo de empezar el año de forma más dulce. En español significa dádiva, presente que se da en señal de felicidad. Es un regalo de buen augurio.

En Roma existía la costumbre, en Año Nuevo, de acompañar con regalos (strenae), los buenos deseos y felicitaciones (congratulatio) en honor de Strenia, diosa de la salud y de la buena suerte. De las estrenas hemos pasado a los regalos de Papá Noel.

Para terminar una reflexión y un deseo. El año entra siempre cargado de lo que pueda agarrar porque nunca es selectivo o más bien nosotros no lo podemos hacer selectivo. Cada nuevo año es un libro por escribir en el que se irán anotando contextos personales junto con los del mundo circundante dentro del escenario general.

Momentos felices se sumarán a circunstancias no tan gozosas. Nacimientos de hijos, nietos, despedidas definitivas de seres queridos, familiares, amigos, conocidos… La llamada Noche Vieja nos da paso al Nuevo Año. Abrimos el libro deseando felicidad, suerte…, mientras engullimos las doce uvas.

Que Papá Noel o la bruja Befana o los Reyes Magos traigan algo de Paz para este 2016 que parece no pintar muy claro.

PEPE CANTILLO
FOTOGRAFÍA: DAVID CANTILLO