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La desilusión del tráiler

Hay cosas que nunca cambian. Bien porque la naturaleza de las personas así lo dictan, o porque simple y llanamente no interesa modificar la conducta. En el primero de los casos, nos encontramos al paradigmático neonato que insiste en meter la mano en el aceite hirviendo, pisotear la cola de la mascota o multitud de ejemplos que los padres conocerán como la palma de su mano. En el segundo, podemos citar, por poner un mero ejemplo para nada interesado de cara al desarrollo del artículo, las grandes compañías o empresas.

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A estas alturas no descubrimos América si decimos que el objetivo principal de una organización lucrativa es obtener beneficios. Los mecanismos de obtención de este capital suelen estar restringidos a la obtención del producto y/o servicio que oferten.

No obstante, el procedimiento por el cual va a atraer a ese público, a esos consumidores sí puede comprender una gama de colores bien diferenciada y cuantiosa. Desde rebajar los precios, hasta llegar el clásico dos por uno, pasando por los regalos de toda índole, estos empresarios son capaces de casi todo por aumentar las ventas. Capaces hasta de jugar con las emociones de las personas.

Cuestión de cada uno es que tenga el corazón más endurecido o más blandito. Si se tiene tierno, más vale que se corra en la dirección opuesta a los mensajes publicitarios o acabarán por destrozarlo.

Una de las estratagemas más utilizadas en la actualidad es la del spot publicitario incompleto. Aquel de una duración que no supera los quince segundos, que finaliza con un mensaje sugerente y una fecha en la que se supone que se nos otorgará más información. Esto viene a significar algo así como "Estate pendiente a mí o te pierdes lo que guardo bajo la manga. Tú sabrás lo que te haces".

Y es que todos sabemos que no hay nada más atractivo que una incógnita que se lanza al aire que queda sin resolver. En el campo español, quizá uno de los pioneros en esta maldita mecánica fuera la poco longeva línea de yogures Yoco de la marca Nestlé. Aunque en genérico todo esto quede muy bonito comentado, como diría cierto literato, aquí hemos venido a hablar de videojuegos. Así que procederemos pues a ello.

Desde hace cierto tiempo, la técnica del spot incompleto se ha ido realizando en diversas ocasiones, con el afán de provocar desasosiego y expectativas en el jugador. Una de estas campañas, muy conocida por su calidad y lo curioso del audiovisual, fue Long Live Play.

Este vídeo, que suponía un homenaje de Sony a sus jugadores, representaba el encuentro de muchas de las estrellas que pueblan actualmente la Playstation 3. Pero a Sony le supo a poco. Se percató del potencial que tenía que unos actores encarnasen a sus protagonistas, decidiendo volver a sumarse al carro.

De esta forma, la semana pasada se presentaba un vídeo, The Reload, donde apenas se veía a una secretaria en algo similar a un mostrador, seguido de la fecha 10.23.12. La imaginación de los jugadores comenzó a volar: podría tratarse de una nueva entrega de inFamous, un nuevo juego... Después de todo, de lo poco gratis que queda en esta vida es soñar. Pero nada más lejos de la realidad.

El pasado lunes el tráiler aparecía completo. Mostraba, con una épica relativa, cómo Kratos, Cole, Sackboy y Nathan Drake se repartían dulces caricias en un entorno con referencias a Medievil, Jak and Daxter y Twisted Metal. Señoras y señores, la campaña de Playstation All-stars Battle Royale se materializaba. Del mismo modo, el hype o expectación de los jugones se disipaba. No tratemos de engañarnos. Sony había jugado claramente con las emociones de su público.

La exclusividad de este imperio del mal es inexistente. No podemos decir que los padres de Playstation sean los únicos pérfidos personajes. Sí, cuando nadie se esperaba que en el otro lado del cuadrilátero surgiera nadie, aparece Nintendo y rompe todos los esquemas. Aquellos de la casa de Mario Bros. se han sumado al carro del timo.

Ayer se lanzaba en el territorio del jamón de bellota una de sus más importantes sagas de los últimos tiempos. El Profesor Layton y La Máscara de los Prodigios ha contado con una gran inversión publicitaria. Múltiples páginas especializadas presentan dicho lanzamiento en sus laterales y la posibilidad de resolver un enigma y publicarlo en Twitter o Facebook.

Por otro lado, Punset protagoniza un anuncio con el eslogan ¿Buscas problemas?. Es decir, la nueva entrega del arqueólogo británico estaba bien servida de cara a atraer a un público potencial. Aquí entra el ansia de poseer más.

Penélope Cruz, una de nuestras actrices más internacionales, sale corriendo del rodaje de su próxima película gritando "¡El oso ciego, el oso ciego con el sombrero azul!". Amén de una cara de pasmarotes ante semejante sobreactuación y palabras desconcertantes, los espectadores del nuevo vídeo de Nintendo se mordían las uñas.

Y ¿cómo no? Las especulaciones sobre un nuevo juego o una nueva entrega de Animal Crossing no tardaron en florecer. Pues no. Os equivocáis, míseros mortales. No suponía más que otro vídeo que publicitaba el lanzamiento de Layton. El hype de nuevo quedaba fusilado.

Si paramos a analizar la fecha de ambas secuencias, Sony desveló el contenido de su tráiler el lunes, mientras que Nintendo lo hizo el miércoles. ¿Habría alguna rivalidad interna? A fin de cuentas, ambos han utilizado la misma estrategia en fechas demasiado aproximadas. Hagan sus apuestas.

Las empresas en general no deberían jugar con las creencias ni sentimientos de su público, potencial o no. En el caso de las desarrolladoras de videojuegos, puede que con más razón, pues su target es uno de los que más se ilusionan cuando se produce un nuevo lanzamiento. Como dirían las madres: "Jugar con los sentimientos de otros está muy feo". Que no se os olvide.

SALVADOR BELIZÓN / REDACCIÓN
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