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Los peques toman el mando

No hay mejor manera para reivindicar una mejor posición para un colectivo indefenso o desfavorecido que dedicándole un día entero a dicho conjunto. Así, esta semana ha tenido lugar uno de esos días tan parecidos a los demás, en los que se supone que se ha de celebrar algo, pero que nunca se ejecuta maniobra potente alguna. Hablamos del Día del Niño, jornada en la que no sólo no se le transmite al crío qué se conmemora en ese momento, sino que luego se desilusiona cuando ve que mamá recibe regalitos el Día de la Madre, mientras que él este día tiene que alimentar su entusiasmo del aire al no recibir nada. Doble inutilidad.

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Pero no todo el tiempo los adultos hacen cosas para enrabietar a sus pequeñas proyecciones. De tanto en tanto piensan en ellos, ofreciéndoles algún detalle que se debe tener en cuenta. En el caso de los videojuegos, pese a haber una cifra considerable de ejemplos, lo idóneo sería acercarse a nuevos y reveladores exponentes que clarifiquen la preocupación de la industria para con los infantes.

Vamos a citarlo primero y nos lo quitamos cuanto antes, porque al hablar de niños no podía faltar a la cita. Con una escasa vida de apenas dos meses, Pokémon: Aventuras entre teclas es un magnífico mecanismo de aprendizaje para los niños. Los más escépticos pueden quedarse: no habrá entrenador alguno que intente conseguir las ocho medallas de turno. Esta vez, Ash Ketchup se queda en casa.

El método de juego de este pequeño cartucho consiste en mecanografiar el nombre de los monstruos que vayan saliendo en pantalla. Si aparece un Pikachu, el jugador tendría que pulsar en el teclado que viene junto al juego, primero una letra P, luego la letra I, así sucesivamente hasta escribir el nombre del Pokémon de turno, para finalmente capturarlo.

Como cabe esperar, este juego es una herramienta muy eficaz para que los niños se diviertan atrapando a sus criaturas favoritas, a la par de aprender a escribir en un teclado, instrumento con el que cada día más los niños deben estar familiarizados. A un adulto poca gracia le va a hacer ya no los bichos, sino capturarlos escribiendo letras. Para eso ya está su trabajo.

Si algo caracterizó a la moribunda Nintendo DS, aparte del alto índice de ventas, es su catálogo enfocado al más pequeño de los públicos. Sin entrar en juegos derivados de las más afamadas series televisivas de los últimos años, hay un número notable de títulos de corte infantil.

No obstante, ninguno alcanza la originalidad y belleza de Scribblenauts. Este juego se divide en una cantidad relevante de niveles, los cuales deben ser superados de las más diversas formas, en contextos sensiblemente diferentes. ¿Lo mejor? El planteamiento del cual parte: cada nivel puede ser superado como el jugador se lo plantee.

Para resolver los puzles, lo "único" que hay que hacer es escribir una palabra en la pantalla táctil de la consola. Ipso facto, dicho artículo se materializa. Términos como “condensador de partículas atómicas” no están registrados, pero si invocas a una mesa, una cama o a un albañil, los tres aparecen al instante. Todos ellos con una apariencia muy gratificante, la cual simula las cartulinas.

En una fase puede que haya que abrir una puerta con una llave. Para conseguir esa llave puedes hacer aparecer dinamita que explote la reja tras la que se encuentra, usar un gancho para llevar hacia ti dicho objeto metálico, o invocar una bomba atómica, reventar el escenario y que se vaya al cuerno todo. Incluido tu prota, Maxwell, claro.

Recomendado para la infancia por la facilidad con la que ellos pueden aprender ciertas palabras al observarlas. También es recomendable para los que ya presenten arrugas, siempre y cuando se dediquen al ámbito de la educación, del arte o de la comunicación. El uso de las palabras, así como la creatividad que hace falta derrochar en algunos de sus niveles, hacen de ejercicio a los profesionales de dichos sectores.

No podemos pasar por alto, dejando a un lado a la portátil de la doble pantalla, que ahí donde se ve a la Playstation 3, con esa pinta de tipo malo y rudo, luego no es para tanto. Ni los malos son tan malos… A Sony se le reblandece el corazoncito de cara a los niños con la nueva invención de PS Move: Book of Spells.

Con este falso libro, al colocarse frente a la cámara, los niños pueden simular que crean hechizos mágicos, usando el mando como si fuera una varita. Para la simpleza con la que se presentó el juego en el anterior E3, las críticas recibidas por la prensa especializada están siendo considerablemente aceptables.

En resumidas cuentas, para gustos colores, y para edades, distintos productos. Los pequeños, más allá de los importantísimos derechos que la ONU proyecta, también deben tener su hueco en cualquier ámbito de la vida donde puedan desarrollarse como personas que son. Por regordetes y monos que lleguen a parecer.

En este campo, el del ocio electrónico, no hay nunca que olvidar la triple función que deben perseguir: educar, alimentar la imaginación pero, sobre todo, divertir. Si no se olvidan estos tres requisitos, aseguramos que los niños de todo el mundo tienen un pasatiempo sano, que además les ayuda a interactuar con el mundo que les rodea. Ellos también tienen derecho a coger el mando. No en cuanto a poder, sino al pad, para la consola, aunque para ello también deben tener algo de fuerza. Bueno, ustedes me entendieron.

SALVADOR BELIZÓN
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