Ir al contenido principal

El Aula de Viticultura convoca una jornada telemática para analizar la incidencia de la polilla del racimo

El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, a través de su Aula de Viticultura y en colaboración con Biogard, una empresa especializada en el control de plagas y enfermedades vegetales mediante técnicas sin residuos y respetuosas con el medio ambiente, celebrará mañana martes, a partir de las 18.30 de la tarde y a través de Google Meet, una jornada técnica informativa sobre la evolución de la polilla del racimo y su incidencia en los viñedos del marco Montilla-Moriles. A su vez, se analizarán los métodos que existen en el mercado para reducir sus daños.


La polilla del racimo de la vid es una de las plagas más temidas por los viticultores del marco Montilla-Moriles. No en vano, las larvas de este insecto lepidóptero provocan graves daños en los viñedos afectados, donde los racimos acaban pudriéndose justo antes de su recolección.

Por este motivo, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Montilla-Moriles presta especial atención a este gusano que causa verdaderos estragos en las paseras, donde el fruto se extiende al sol para alcanzar el grado de deshidratación óptimo que da lugar al vino dulce.

En este sentido, a lo largo de la jornada que se celebrará mañana, el Aula de Viticultura del Consejo Regulador analizará los métodos y eficacia de los mismos para el control de la Lobesia botrana mediante difusores de confusión sexual y los resultados obtenidos en las parcelas de Montilla-Moriles, así como las experiencias en otras denominaciones de Origen. Por último, los asistentes a esta jornada que se celebrará de manera telemática podrán conocer Biogard GIS, la herramienta para la optimización del control de la polilla del racimo en grandes áreas.

Según los últimos informes de la Red de Alertas e Información Fitosanitaria de la Junta de Andalucía, las capturas de adultos de polilla del racimo se encuentran en descenso en la mayoría de las zonas vitícolas de las provincias de Cádiz, Córdoba, Huelva y Málaga, gracias en buena medida a las labores de control y prevención.

De este modo, los niveles de esta plaga son muy bajos en general, tanto de puestas (ya en descenso), como de larvas, que son las que provocan mayores daños en la uva, al penetrar en el fruto a través de unas pequeñas heridas que pueden convertirase en vía de entrada para los hongos y, en tal caso, pueden desencadenar en podredumbres del racimo que se ven favorecidas por temperaturas suaves, humedad alta o vendimias anormalmente tardías.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR