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Una montalbeña participa en la implantación de la primera fábrica de cerveza de la comarca

El dramaturgo francés Eugène Ionesco, uno de los principales referentes del conocido como Teatro del Absurdo, afirmó una vez que "la libertad de la fantasía no es ninguna huida a la irrealidad: es creación y osadía". Y mucho de fantasía, de creación y de osadía hay en Francisco Espejo, Inmaculada López y Rafael Portero, tres emprendedores que se han atrevido a poner en marcha la primera fábrica de cerveza en Montilla, una ciudad eminentemente vinícola.

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Sin embargo, las cifras no engañan. Los últimos estudios sobre hábitos de consumo realizados en España revelan que el público –incluido el de esta comarca- prefiere la cebada fermentada a cualquier otro tipo de bebida con alguna graduación alcohólica. De manera que, gracias a Cabbeer, Montilla-Moriles ya no es únicamente tierra de grandes vinos sino, además, de excelente cerveza.

La aventura arrancó hace poco más de un año en el domicilio de Rafael Portero, un avezado frigorista que llevaba tiempo haciendo en casa su propia cerveza para compartirla con sus amigos. "Un buen día nos planteamos la posibilidad de convertir esta afición en un modo de vida y fue así como empezó todo", recuerda Inmaculada López, una doctora montalbeña que lleva más de dos décadas afincada en Montilla.

El trío de ases de Cabbeer lo conforman Rafael Portero –que ha desarrollado instalaciones de refrigeración para algunas de las principales marcas de cerveza de España–, el constructor Francisco Espejo –que aporta al proyecto la visión más empresarial- y la médico Inmaculada López –que permite mejorar el proceso de fabricación y controlar la calidad del producto gracias a sus amplios conocimientos bioquímicos y sanitarios-.

Durante el pasado verano, estos tres maestros cerveceros fueron gestando su idea y, en octubre, iniciaron las obras de acondicionamiento de su fábrica, que abrió sus puertas el pasado 21 de febrero, con una excelente acogida por parte del público.

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En la actualidad, Cabbeer comercializa tres tipos de cerveza: una de trigo, muy suave, con sabor a cereal y ligeros toques de especias; otra tipo Pilsener, más parecida a la cerveza convencional; y, por último, otra tostada, tipo Bock, concebida para los cerveceros más expertos.

"Cada una tiene un público diferente y eso es lo mejor", apunta Inmaculada López, quien no oculta su satisfacción al hacer balance de estos seis primeros meses de funcionamiento, en los que Cabbeer ha logrado comercializar en torno a 10.000 litros de cerveza, fundamentalmente en establecimientos de hostelería de la comarca.

Con todo, la cebada fermentada hecha en Montilla ha llegado ya a puntos tan distantes como Castellón, Tarifa o Baleares. En Montilla, además de en un buen número de cervecerías y restaurantes, puede adquirirse en todos los supermercados de la firma Contreras-Covirán y en la gasolinera Repsol de la avenida del Marqués de la Vega de Armijo

Pero el proyecto de Cabbeer no queda ahí. No en vano, la empresa montillana ha sido seleccionada por una firma de Málaga para fabricar otros dos tipos de cerveza muy especiales: una American Pale Ale y otra Indian Pale Ale. "Se trata de cervezas extremadamente amargas, con mucho lúpulo y unos aromas muy característicos, que son muy demandadas en la Costa del Sol por los turistas de Centroeuropa", explica Inmaculada López.

Una fábrica dotada de alta tecnología

La fábrica de Cabbeer se ha convertido en un lugar de peregrinación para los cerveceros de la comarca. La firma, que cuenta con dos empleados que se dedican a la fabricación y al mantenimiento de las instalaciones, ofrece visitas guiadas en las que se explican los orígenes de la cebada fermentada y su curioso proceso de elaboración. "Es casi un curso intensivo sobre los secretos de este alimento", subraya Inmaculada López.

Las instalaciones cuentan con 500 metros cuadrados de superficie, distribuidos en una zona de elaboración dotada de cámaras frigoríficas de última generación; un amplio almacén; un pequeño despacho y una acogedora sala de catas, donde los clientes pueden degustar los distintos tipos de cerveza que se elaboran a diario y que se presentan con unas atractivas etiquetas diseñadas por el artista montillano Juan Carlos Espejo Feria.

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Con una inversión superior a los 120.000 euros, los responsables de Cabbeer recibieron el apoyo de la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA), que ha ayudado a financiar parte del equipamiento, entre el que destacan varios fermentadores con temperatura controlada, una cámara de maduración donde se carbonata el producto y una amplia cámara frigorífica donde se conserva para su venta al público.

Al contrario de lo que pudiera parecer, la alta tecnología de la fábrica de Cabbeer no está para nada reñida con el movimiento Ecofriendly, que aboga por procedimientos respetuosos con el medio ambiente. No en vano, las cervezas artesanas que se fabrican en Montilla se abastecen de una serie de placas termosolares que garantizan la eficiencia energética de todo el proceso.

La sala de cata de Cabbeer abre al público los viernes y sábados, de 12.30 a 15.00 de la tarde, lo que permite que cualquier persona interesada pueda acercarse a catar y a comprar este producto cien por cien artesanal. Una oportunidad única para disfrutar del inconfundible sabor de la primera cebada fermentada que nace en la zona Montilla-Moriles.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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