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Rafael Soto | Sueño andalucista

La población andaluza supone casi el 18 por ciento de la población española, con más de ocho millones de habitantes, sin contar con los emigrados a otras comunidades autónomas (en especial, Madrid y Cataluña) y los residentes en el extranjero. Dicho de otro modo, dos de cada diez españoles son andaluces.



Un hecho que contrasta con la escasa representatividad de este colectivo en las instituciones nacionales y, sobre todo, con el hecho de que esté en la cola del desarrollo en España y Europa. ¿Es posible una España avanzada con una Andalucía a la que se le impide a salir del siglo XX?

Ya hablamos del nacionalismo andaluz y de la necesidad que tienen los andaluces de unirse para hacer frente a los desafíos de España. Mientras el empresariado vasco y catalán sea fuerte en Madrid a través de los partidos nacionalistas y de su poderío económico, Andalucía no podrá cambiar de rumbo.

En lo que respecta a estas elecciones, salvo que Andalucía por Sí (AxSí) o cualquier otro partido andalucista den la sorpresa, veo una oportunidad perdida. Los andalucistas están empezando a madurar y estoy convencido de que ganarán fuerza en los espacios rurales en las próximas elecciones municipales. Sin embargo, hay que dar un paso más allá.

Los partidos andalucistas deben ponerse serios y alcanzar un pacto con el empresariado andaluz para recuperar de manera paulatina el control de sus recursos naturales y desarrollar tanto la industria como el comercio. A su vez, el empresariado debe apoyar por el bien de todos, incluido el suyo, el ascenso de los andalucistas a Madrid para que puedan luchar por los intereses comunes. Pero no desde el egoísmo traicionero del Norte, sino desde la conciencia de que Andalucía debe liderar el cambio de España. Siempre desde el ideal del nacionalismo universal propuesto por Blas Infante.

El sueño andalucista es posible. Ahora toca que, en algún momento, alguien tenga la voluntad y la seriedad de hacerlo realidad.

RAFAEL SOTO