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Aureliano Sáinz | Discos y portadas (35). Hace 50 años

Parece mentira que existan canciones que casi todos las conocemos porque nos han acompañado a lo largo de nuestras vidas y que ya hayan cumplido, nada más y nada menos, que cincuenta años. Son temas que se encuentran dentro de magníficos álbumes que vieron la luz en el año 1971, pero podríamos decir que se han hecho casi inmortales, pues cuando los volvemos a escuchar los recibimos con toda la frescura que cuando se editaron.


¿Quién no conoce, por ejemplo, Mediterráneo, la espléndida canción de Joan Manuel Serrat que se encuentra en un disco verdaderamente mítico y que ha cumplido cinco décadas? ¿Quién no se ha emocionado con Imagine de John Lennon, ese canto a la paz y de esperanza de conocer un mundo muy distinto al que ahora nos encontramos, y que muchos nos empeñamos en que no sea una mera utopía, sino una realidad palpable que alguna generación finalmente pueda conocer?

He citado dos canciones, pero podrían ser bastantes más las que pueden ser recordadas por haber alcanzado esa cifra temporal tan contundente, al implicar medio siglo de existencia. No obstante, con intención de brevedad, me voy a limitar a comentar solo cinco álbumes que nacieron en ese año y que, no solamente son magníficos trabajos, sino que cada uno de ellos contiene al menos una canción que ha traspasado las líneas del tiempo.

Estos discos son: Mediterráneo (Joan Manuel Serrat), Imagine (John Lennon), Tapestry (Carole King), Aqualung (Jethro Tull) y Led Zeppelin IV (Led Zeppelin). Tal como he indicado, no me extenderé en los comentarios de los tres solistas y de los dos grupos que he seleccionado, porque, básicamente, se trata de homenajear a quienes nos dejaron esas pequeñas maravillas que hoy podemos escuchar directamente por algunos de los medios digitales.


Como no podía ser de otro modo, este breve recorrido lo comenzamos por Mediterráneo, el disco que Serrat publicó cuando contaba 27 años. Ya en su propia portada, lo vemos en una fotografía de plano medio que se superponía a una imagen marítima con un sol del atardecer, como homenaje a ese mar que tanto amaba y que desde su infancia, ya que nació en el Poble-sec de Barcelona, pudo contemplar y disfrutar.

Muy pronto, el disco tuvo una enorme acogida, ya que allí se encontraba la canción que daba título al álbum, con otras también cantadas en castellano, puesto que el bilingüismo ha sido siempre una seña de identidad de Joan Manuel Serrat. Así, a Mediterráneo le acompañaban La mujer que yo quiero, Qué va a ser de ti o Tío Alberto, por citar algunas de las más conocidas del álbum.


En el año anterior al que ahora comentamos, es decir, en 1970, se cerraba la trayectoria del mítico grupo de los Beatles con el inolvidable elepé Let it be. La falta de entendimiento entre Paul McCartney y John Lennon hacía imposible la continuidad del cuarteto, por lo que cada cual de los cuatro miembros siguió su propio camino, con discos más que notables, pero sin alcanzar la brillantez de cuando estaban juntos.

Bien es cierto que, antes de la separación, Lennon había grabado discos con su pareja Yoko Ono. Sin embargo, ya en solitario, en 1971, lanza su segundo disco de estudio, Imagine, quizás el más notable, o, al menos, el más conocido de su trayectoria en solitario. La letra de la canción, tal como he indicado, es un canto a la paz y a la esperanza de encontrar un mundo sin guerras. Una verdadera utopía.


También en el año que comentamos vio la luz un disco espléndido que lanzaba por entonces la cantante y compositora neoyorquina Carole King. Se trataba de Tapestry (Tapiz), que con el paso del tiempo logró vender 13 millones de copias. Como reflejo de las canciones que allí aparecían, vemos que en la portada del elepé se encuentra la propia autora en un relajado ambiente doméstico, sentada, vistiendo pantalones vaqueros, con labor de aguja en las manos y, delante de ella, su gato mirando también al espectador. En el disco se encontraban temas inolvidables como So Far Away, It´s too Late y la inolvidable You´ve got a Friend (Tienes un amigo) que fue también popularizada por James Taylor.


Cuando uno siente pasión por algún grupo, como me sucedía a mí con Jethro Tull, le resulta difícil elegir alguno de sus trabajos, por lo que tiene que guiarse por el éxito alcanzado para destacar alguno de ellos. Así, de forma casi unánime para la crítica, Aqualung fue considerado la cumbre del grupo británico liderado por Ian Anderson.

Era el cuarto disco de estudio de la banda, que había iniciado su andadura discográfica con su inolvidable This Was en 1968. Dada la capacidad creativa de Jethro Tull, su trayectoria sonora llega nada menos que hasta 2020, con Stormwatch 2. Sin embargo, Aqualung, ese disco que en la portada nos presentaban pintado a un huraño mendigo, que está ocultando con su mano izquierda algo dentro de su harapiento abrigo, ha pasado a la historia como uno de los grandes trabajos de la música popular.


Cerramos este breve recorrido citando al cuarto álbum de Led Zeppelin, la inolvidable banda capitaneada por Jimmy Page y Robert Plant. Curiosamente, desde el punto de vista del diseño, tiene ciertas semejanzas gráficas con el disco Aqualung, ya que en la portada del elepé se nos muestra una pared raída de la que cuelga un envejecido cuadro y en el que aparece un desaliñado anciano portando una carga de leña. No había ninguna otra señal, ni referencia al nombre del grupo; sin embargo, todo el mundo ya sabía de qué grupo era el disco que contenía joyas como el largo tema Stairway to Heaven (Escalera al cielo) o The Battle of Evermore.

AURELIANO SÁINZ