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Pepe Cantillo | In memoriam

Cada mañana, como una rutina cargada de curiosidad, conecto el ordenador y, saltando directamente la lista de periódicos que suelo consultar, entro en este diario digital para curiosear noticias relacionadas con nuestra tierra. Los titulares se escurren de la pantalla a buena velocidad porque, a priori, no todo me interesa.


Unos titulares detienen el recorrido por la pantalla y otros, carentes de importancia, van desapareciendo rápido hasta llegar al espacio de Firmas, donde entro en un periquete movido por el interés y la curiosidad de lo que pueda aparecer, bien de ese día o de publicaciones anteriores que no pude desmenuzar.

¿Interés especial? Sí y no. Hay artículos que se mantienen unos días y pueden ser rápidamente releídos porque algo quedó a medio atender o se pasó muy rápido por esa información. Dicha maniobra va en relación al tipo de contenido que casi no ves en su momento o con algo que se dice e interesa recopilar. Quede claro que los titulares pueden desviarse de los contenidos enunciados en la cabecera.

El primer artículo, con fecha del 29 de enero, muestra una elegante paloma de plumaje blanco en el recuadro de presentación. Entro movido por la curiosidad y, amén de ver las llamativas fotos y resbalar la mirada por el contenido, dejo la lectura para otro momento porque mi curiosidad ya se enganchó con anterioridad en el siguiente artículo, cuyo titular cautiva el interés y, a la par que la atención, aflora la curiosidad. Parte del título es “…In memoriam”.

La curiosidad cae prisionera de las líneas que vienen a continuación, en las cuales me adentro instigado por un interés retroactivo, dado que en su momento –han transcurrido ya once años del fúnebre evento– solo remarqué la noticia. Pero siempre quedan grietas en la memoria que permiten rememorar y repasar una vez más algún suceso o alguna información.

Para papá. In memoriam es un cuadro psicoafectivo que su autor, Antonio López Hidalgo, despliega en momentos concretos vividos cerca del padre y que han aflorado desde la memoria filial hasta el otoño de 2011. Dicha semblanza es un “retrato o bosquejo biográfico de una persona”, no es una noticia nueva, dado que ya fue publicada en su momento concreto cuando moría el padre y así nos lo recuerda este periódico: “Columna publicada originalmente en Montilla Digital el 26 de septiembre de 2011”.

En este caso concreto, a los lectores llegan los recuerdos luctuosos del padre, a los que hay que añadir los del hijo, cuya muerte no está muy lejana. Normalmente, este tipo de líneas suelen ser muy cercanas desde un punto de vista humano, aunque no tienen necesariamente que ser de un familiar.

La muerte se presenta cuando le parece bien. En el caso al que me refiero, puede valer como ejemplo la muerte del propio Antonio López Hidalgo, el 22 de mayo del pasado año. Metafóricamente, ambos, padre e hijo, son dos luceros que titilan “con un ligero temblor en el espacio celeste”.

En su fecha de origen, eran unas líneas muy cercanas y recientes, dedicadas a la persona fallecida, con las que se relatan momentos vividos, por lo general, junto a la persona ausente. O un repaso a lo largo de días, meses y años compartidos con el familiar difunto.

En segundo lugar, este tipo de escritos pueden estar centrados en una anécdota, entendida como “relato breve de un hecho curioso basado en el argumento de una obra literaria”. Ratifico el presente y retrocedo en el tiempo.

Por mi parte, después de unos meses, me atrevo a enviar estas líneas “in memoriam” para el recuerdo de Antonio López Hidalgo. Nos conocíamos pero la distancia y mis pocas visitas a Montilla no ofrecieron muchos momentos de intercambio y, por tanto, tampoco permitieron una relación más cercana.

Estas líneas pretenden recordar primero a la persona y, a continuación, al periodista y escritor que, con un trabajo perpetuado, llega hasta la cumbre en la Universidad de Sevilla. De hecho, y cito textualmente el comunicado que lanzó la Universidad Hispalense al conocerse la trágica noticia, se decía que “Antonio López Hidalgo, catedrático de la Universidad de Sevilla y director del Departamento de Periodismo II en la Facultad de Comunicación (FCOM), ha fallecido de forma repentina en Sevilla. El Decanato de la FCOM ha mostrado la consternación con la que se ha recibido la noticia en la comunidad universitaria”.

Periodista con amplia y brillante trayectoria profesional y docente, además de candidato en las elecciones a decano del 20 de junio de 2022, era director del Grupo de Investigación “Influencias de los Géneros Periodísticos”, así como un escritor de renombre. Hago una breve semblanza de su trayectoria personal.

En 1990 publica su primer libro, El sindicato clandestino de la Guardia Civil, junto al periodista Juan Emilio Ballesteros, después de una larga investigación periodística por la que fueron procesados y finalmente absueltos. Además, publicó varias obras de ficción y era autor de una amplia bibliografía académica, de la que caben destacar Las columnas del periódico; La entrevista. Entre la información y la creatividad; Las entrevistas periodísticas de José María Carretero; El Titular. Manual de titulación periodística; Géneros periodísticos complementarios; El periodista en su soledad; La columna. Periodismo y literatura en un género plural o Periodismo de inmersión para desenmascarar la realidad, escrito junto a la profesora Ángeles Fernández Barrero. Los dos últimos libros, que presentó a finales de 2021, recogen parte de su última producción periodística: Acerca del mundo y Días contados, elaborado conjuntamente con Jes Jiménez Segura.

Estas líneas solo pretenden recordar a una persona que, paso a paso, fue ganando prestigio como periodista en activo y docente en la Universidad, además de popularidad como escritor, que ya fue oficialmente mirado con desconfianza por su libro El sindicato clandestino de la Guardia Civil. Por todo ello, Antonio López Hidalgo sigue presente entre nosotros.

Como recuerdo especial, y no conocido por el público, finalizo estas líneas con una cita amplia que, desde mi punto de vista, resume su personalidad, su calidad como periodista y, como colofón, su aprecio y valoración del amigo. Me refiero a un librito dedicado a la amistad –y aclaro que, en este caso, decir "librito" no es un desprecio–.

En 1995 se editan las Hojas para un Tratado de Bibliofilia, un pequeño libro, una joya para sumar al conjunto de Bibliofilia Montillana, cuyo volumen no supera las 70 páginas. El valor de un libro no está en el número de hojas, pero sí en lo valioso de sus palabras. Y si además añadimos que estamos ante un grupo selecto de autores, entre los cuales está Antonio López Hidalgo, nos encontramos ante una joya como regalo y recuerdo.

Tanto el prólogo como el último capítulo son obra de Antonio López Hidalgo. Y en la presentación afirma que este volumen apenas es, ni pretende ser, más de lo que aparenta: “un manojo de páginas escritas para un amigo: Manuel Ruiz Luque”. La última intervención del libro también la cierra Antonio, con una semblanza que perfila un “retrato o bosquejo biográfico” del conocido bibliófilo montillano. El libro es, de hecho, un regalo de siete firmas conocidas en el mundo literario, amigos de Manuel Ruiz Luque, Medalla de Andalucía.

Y finalizo con un comentario personal. El colofón, con lo mucho que le agrada a Manolo Ruiz Luque escribirlos, en este caso no es de él –está claro que no podía serlo–. Es evidente que la sorpresa y la dedicatoria son un precioso recuerdo y homenaje para Manuel Ruiz Luque.

PEPE CANTILLO
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